Quise aprender sin antes cometer errores, quise sonreír sin antes derramar lágrimas; quise olvidar, sin antes saber que olvidar significaba recordar siempre.

viernes, 12 de octubre de 2012


Se cansó. El tiempo le había pasado factura, y por mucho que Jacqueline se mintiera a si misma era consciente de que no sucedería. Porque había pasado demasiados días a su espera, manteniendo la mínima esperanza de que un milagro sucediera. Había pasado noches con la única compañía de las estrellas en ese escaso y oscuro cielo. Ellas, pequeñas e insignificantes para muchos, y tan imprescindibles y vivaces para ella. Su cabello se mecía al ritmo del viento, tan suave y veraniego como los últimos pasados días. Sus ojos habían perdido ese brillo tan especial, al igual que su sonrisa. Quizás se lo llevó el viento, pues eran muchas las lágrimas que se había llevado en los días de espera.
Porque la fuerza que siempre había mantenido intacta había ido desapareciendo, hasta quedarse en un cuerpo sin una pizca de esperanza, ni de fe. De ilusiones o cualquier otro fragmento que le hiciera quedarse ahí, esperando hacia algo que nunca iba a aparecer. Como bien dije al principio; se cansó. Y ni siquiera el tiempo fue capaz de hacerla cambiar de idea, ya que su mente pronunció lo que su corazón no quería que oyera: "Jacqueline, me marcho... Ha sido muy larga la espera. Si quieres quedarte, hazlo... Pero es inútil esperar a alguien que no te espera."

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